Una manera de ahorrar tiempo al hacer la compra es tener una lista perpetua. Es una buena solución cuando en una casa, puede que alguien vaya a hacer los recados y otra persona distinta cocina, o por cualquier otra razón, quien compra sabe que no hay tomates y vuelve de la tienda con tomates y sin fruta.
Así que un día me fui a la cocina y me puse a apuntar en categorías diferentes lo que me gusta tener en la despensa. Lo pasé a ordenador, imprimí una copia y la pegué con un imán a la puerta del frigorífico. Si necesito algo, lo subrayo. Si no voy yo a hacer la compra, quien sí va trae lo que hay subrayado en la lista. No más dramas porque se ha acabado el colacao.
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