Este plato se puede hacer con carrillera de cerdo o de ternera.
Una carrillera por persona.
Una cebolla morada, o dos si son pequeñitas.
Una o dos berenjenas.
15 gramos de trompeta de la muerte seca. Si no hay, pueden usarse boletus (también llamados gurumelos o porcini) y si no hay, champiñón común fresco.
Vino tinto.
Harina de freír.
Aceite, sal.
Olla rápida.
Poner a remojar las trompetas en agua tibia. Como van a pasar por una cocción intensa en mucho líquido, no importa si no remojan mucho tiempo. Si fueras a hacerlas por ejemplo en salsa de nata sí que tendrían que remojar durante horas.
Limpiar y trocear la carrillera. Ponerlas en un cacharro de plástico que cierre bien, con una cucharada grande de harina de freír. Cerrar y agitar. Dorar levemente en la olla con fuego fuerte, lo justo para que no se vean completamente crudas por fuera, y volver a poner en el mismo cacharro.
Picar y freír la cebolla. Cuando esté casi lista, añadir la berenjena también troceada. Revolver y dejar rehogar cinco minutos. Si no tienes más remedio que usar champiñones, añadir ahora y dale un par de minutos.
Añadir la carne. Volcar el cacharro donde remojan las setas, con todo su jugo. Añadir un buen chorro de vino tinto. En un minuto (que evapore el alcohol) cierra la olla. Cuece como si fueran garbanzos (en olla WMF, eso son cinco minutos manteniendo las dos anillas).
Está más rico de un día para el siguiente. Tendrá salsa abundante que necesita algo con lo que mojar, como papas o arroz blanco. Si usas cebolla blanca, estará igual de bueno pero la salsa no será tan oscura.
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